Si bien es cierto que el concepto de humarketing se ha visto impulsado a raíz del contexto del Covid-19, si nos remontamos al origen del marketing descubrimos que detrás de esta disciplina siempre ha estado la figura de “la persona”. Y es que, si tomamos su definición más estricta, no es otra que “el conjunto de técnicas que tienen como objeto mejorar la comercialización de un producto”. ¿Y qué hay detrás de los mercados en los que se comercializan los productos? Las personas.
Pero el humarketing engloba y exige una transparencia y un esfuerzo sin precedentes. Sin postureos. Sin medias tintas. Incluyendo en esa humanización a todos los procesos y estratos del organigrama de la compañía: desde la base de la pirámide hasta la parte más alta. Porque si el humarketing tiene como principal objetivo poner el foco en la persona, por donde hay que empezar es por los empleados. Porque cuanto más contentos estén los trabajadores, mejor será el funcionamiento de la empresa.
¿Cómo implementar el humarketing en una compañía?
Para que una compañía interiorice de base el humarketing no bastará con que introduzca pequeños cambios superficiales, sino que necesitará de una buena estructura sólida de comunicación transparente y honesta que siente las bases en la confianza y en el compromiso. Para nada es un one shot, sino todo lo contrario; implica una carrera de fondo.
La clave para que este proceso sacrificado dé sus frutos es pensar en los empleados o consumidores no como un mero número sino como en las personas que son. Es una disciplina que se basa en la ética; en los valores humanos.
Es muy importante buscar la implicación de toda la organización para conseguir los objetivos.
“Quien no sabe de personas no sabe de negocios”
Así de directo fue Carlos Puig, el director ejecutivo de Brandward, cuando intervino en la mesa redonda “Human Brands. Las personas en el centro de los negocios”. Comentó que “son los individuos los que construyen las marcas y se llegan a conectar con ellas, desde dentro y desde fuera, a través de las personas”.
Hay que encontrar una nueva forma de hablar, de comunicarse con los consumidores. Como ya comentamos en un post anterior de este blog, los momentos complicados que estamos viviendo no pueden paralizar la actividad de las empresas. Nos toca situarnos al lado del consumidor, ofreciéndole contenidos de valor y adaptados a sus necesidades.
Un estudio realizado por Disqo refleja que un 90% de los consumidores considera que las marcas deberían escucharles. Y 3 de cada 4 personas afirma que estaría dispuesta a participar en encuestas para trasladar a las empresas sus opiniones.
Así que no hay que perder la oportunidad que nos ofrece el interlocutor de estar abierto a contarnos qué le preocupa, qué le molesta o qué prefiere. Ahora más que nunca el marketing nos exige bidireccionalidad. No solo basta con saber hablar. También hay que escuchar.