Está claro que el término Big Data todavía no está muy extendido en la sociedad. Pero lo cierto es que este concepto, que parece (y es) un palabro del sector informático, está muy presente en el día a día de todas las personas. Pero vayamos por partes, ¿qué es eso del Big Data? Es la gestión y análisis de enormes volúmenes de datos que no pueden ser tratados de manera convencional y que tiene como objetivo convertirlos en información que facilite la toma de decisiones (incluso en tiempo real).
Google recibe a diario 3.000 millones de consultas y todas ellas son almacenadas. Esta información es demasiado valiosa para que quede cogiendo polvo en un trastero virtual, por lo que muchos son los que ya han puesto la mirada en cómo darle uso. Para ser conscientes del enorme poder del Big Data seguro que basta con un ejemplo. Google fue capaz de predecir en EEUU la propagación de la gripe invernal por zonas con solo saber qué es lo que la gente busca en Internet.
No es de extrañar que este tema haya pasado de lo social a lo empresarial. Muchas son las marcas y compañías que utilizan el Big Data para entender y conocer las necesidades y el perfil de sus clientes y potenciales clientes. Si una empresa es capaz de leer entre líneas y de interpretar la enorme cantidad de información que cae en sus manos, contará con una varita mágica. Y muchos son los sectores que ya se han subido al tren del Big Data.
Netflix, el gigante de la televisión en Internet, consciente de la importancia de este fenómeno, se ha puesto manos a la obra y en su toma de decisiones ya influye toda la información que consigue de sus clientes: qué escena se adelanta, cuál se vuelve a ver, en cuál se para la reproducción… Teniendo en cuenta que los algoritmos se convierten en una parte importante de la toma de decisiones, se puede entender la afirmación de Lisa Nishimura (vicepresidenta de documentales y comedia en Netflix) cuando dice que “determinar qué producir y lo que los espectadores quieren ver es una mezcla entre arte y ciencia”.
El Big Data puede convertirse en una pesadilla para los defraudadores, como cuenta Jameson Toole, experto mundial en este tema. “El Big Data delata casi todo en la vida: incluso al defraudador que cobra prestaciones de desempleo ocultando que tiene trabajo. Sería sospechoso detectar que una persona que dice que ya no tiene trabajo continúe viajando con la frecuencia habitual y además que mantenga su tradicional ritmo de llamadas sociales. Los datos están ahí, en manos de las operadoras, y desvelan desde el silencio muchas más cosas de lo que uno cree”.
Algunos especialistas en la materia creen que así como el Big Data puede proporcionar las cuatro “V” (volumen, velocidad, variedad y verificación), es necesario no perder de vista las cuatro “P”: practicidad, privacidad, poder y privilegio.