En los tiempos que corren parece que no eres nadie si no has desarrollado tu propia app. Toda marca que se precie debe tener presencia en la web, en las redes sociales y en las tiendas de aplicaciones móviles. ¿Cierto?
Falso.
Mientras que es muy probable que tu marca pueda beneficiarse de una branded app, la aplicación equivocada puede perjudicarte más que seguir sin ella. ¡Pero es que varias personas de mi compañía insisten en que diseñemos una app! Y puede que tengan razón. Pero antes de lanzarte a la tienda de aplicaciones de turno, es preferible asegurarse de que tu marca va a salir beneficiada del chapuzón. Para eso, lo mejor es tener en cuenta seis principios básicos:
- El que manda es el consumidor. Tu aplicación debe girar en torno al usuario. Debe aportarle valor añadido y serle útil. Identifica sus necesidades y diseña tu app de acuerdo a ellas.
- Piensa en los puntos fuertes y débiles de las plataformas móviles en las que tu aplicación va a estar disponible y en cómo cada plataforma afectará a la funcionalidad de la misma.
- Ofrece algo único al usuario. Hacer una versión para móvil de tu página web no funciona. Los usuarios descargan aplicaciones que les resultan útiles y les proporcionan características diseñadas especialmente para dispositivos móviles. Las aplicaciones más valoradas aportan valor añadido.
- Parece obvio, pero testea tu app antes de lanzarla al mercado.
- Asegúrate de que es fácil para los usuarios compartir y recomendar tu aplicación.
- Apoya tu app con una campaña de marketing.
Y, por último, te recordamos lo más importante: no tener una app es mejor que tener una mala app. Los usuarios que tienen una mala experiencia con una aplicación evitan descargar otras de esa marca. Si creas una app mediocre, esto afectará a cualquier otro intento de aplicación que hagas en el futuro.