2×1, 3×2, 20% gratis… Las marcas y compañías ponen en marcha una infinidad de estrategias para conseguir un objetivo común a todas ellas: vender más. Aunque en la actualidad es imposible imaginar una campaña de marketing sin tener en cuenta el comportamiento del consumidor, tenemos que remontarnos hasta los años 60 para encontrar el momento en el que este tema se convierte en disciplina del sector.

Aunque a priori puede parecer algo simple, ciencias como la psicología, la sociología, la antropología cultural y la economía tienen que unirse para desentrañar las teorías sobre cómo se comporta el consumidor frente al lineal. Descuento en precio, más cantidad de producto, segunda unidad a la mitad, regalo directo… Son muchas las opciones entre las que escoger.

Y todas ellas pasaron por nuestra mente cuando ideamos la promoción Brilla con Llongueras. Hasta que caímos en la cuenta de que a nadie le amarga un dulce, y mucho menos si ese dulce tienen forma de pendientes Swarovski. Con el objetivo de reforzar el lazo con las que ya son fieles a la marca y para captar la atención de las clientas potenciales, durante el periodo promocional y en perfumerías adheridas a la acción, las compradoras conseguían unos pendientes de regalo por la compra de dos tintes Llongueras.

Bueno, bonito, barato… ¡y brillante!